Cómo sanar un edificio enfermo en tres pasos
El proceso de rehabilitación de un edificio en arquitectura es similar al de un paciente en medicina. Lo podemos dividir en tres fases:
Análisis
Comenzamos con un estudio del estado de conservación de los elementos de la edificación y aquello que la hace diferente al resto. Este trabajo lo realizamos a través de planos, anotaciones y fotografías. El objetivo es documentar los aspectos positivos y negativos del proyecto.
Diagnóstico
Se trata de sentar las bases para recuperar la edificación. Un anteproyecto (o proyecto) reflejará las acciones necesarias y su valoración estimada. Es importante ser minucioso y crítico porque aquí es donde se concreta si será viable o no.
Tratamiento
Es el momento de ejecutar las fases anteriores. La dirección de obra supervisará que el trabajo de análisis y diagnóstico se plasme en la realidad del edificio. Es muy importante llevar un seguimiento constante, ya que suelen surgir situaciones que obligan a tomar decisiones seguras a pie de obra (como una viga en peor estado del previsto o unas ventanas comidas por las polillas bajo la pintura).
Si cada fase se desarrolla dedicando el tiempo necesario, con mimo y mucho respeto por el paciente, el resultado será satisfactorio. En todo este proceso hay agentes muy necesarios para que las cosas salgan adelante y el cliente es uno de los más importantes. La sintonía y complicidad entre los técnicos y los promotores es fundamental, pero esto pasa en todas las relaciones de la vida.
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