Consejos para evitar que el nocivo gas radón se acumule en nuestros hogares
La llegada de una pandemia de dimensiones mundiales ha dejado en segundo plano problemas menos novedosos o urgentes, pero no los ha hecho desaparecer. Es el caso del gas radón, un gas radiactivo tóxico que abunda los hogares de Galicia y es el segundo factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de pulmón, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Precisamente, los confinamientos han provocado que pasemos mucho más tiempo en el interior nuestros hogares, por lo que podríamos estar más expuestos. Sin embargo, siguiendo algunos consejos es posible reducir su presencia a niveles saludables.
¿Qué es el gas radón y por qué debemos tomar medidas?
El gas radón procede de la desintegración natural del uranio presente en todo tipo de suelos, pero de forma especial en los graníticos, lo que hace de Galicia una de las zonas de mayor riesgo en la península. Este gas emana del subsuelo y puede acumularse en recintos cerrados, como sótanos y primeras plantas.
En España la normativa es reciente. Desde junio de 2020 la CTE HS6 establece que tanto las nuevas construcciones como aquellas que emprendan una rehabilitación no deben superar en su interior los 300 Bq/m³ (bequerelios por metro cúbico). Por encima de estos valores no se obtiene licencia. En EEUU rebajan el límite a los 100 Bq/m³. Nosotros hemos llegado a medir 600 Bq/m³ en la zona de Cervás (Ares).
El gas radón es inodoro, incoloro e insípido. Es imposible de detectar sin un aparato específico. En Monteagudo Estudio de Arquitectura disponemos de uno de estos aparatos para calcular su presencia en interiores. De hecho, mientras escribimos esta entrada realizamos una medición en el propio estudio. El resultado lo podéis comprobar en la siguiente imagen: 59 Bq/m³ en un interior bien ventilado en una cuarta planta sobre la calle.
4 consejos para evitar que nos afecte el gas radón
Reducir los efectos del radón a corto plazo es relativamente sencillo:
- Al ser un gas más pesado que el oxígeno, bastará una buena ventilación para que abandone nuestro hogar. Las corrientes de aire empujarán el gas al exterior. Ventilar es especialmente importante en sótanos, trasteros, habitaciones y pisos bajos, porque es ahí donde más se acumula.
- Si queremos una solución más duradera habrá que empezar por sellar las posibles grietas de la casa y otras aberturas en los cimientos. Así evitaremos que la mayor parte del radón entre en nuestra vivienda.
- Si la concentración es muy alta será recomendable instalar un sistema de ventilación mecánico interno que mueva el aire de las zonas más contaminadas.
- En el caso de nuevos edificios, lo ideal es adoptar medidas ya durante la construcción. Así, se pueden sellar los cimientos y el suelo con productos específicos para evitar que el radón penetre por ellos y ascienda. Otra medida duradera es crear un sistema de ventilación natural entre estos cimientos.
En nuestros proyectos realizamos mediciones y ofrecemos soluciones adaptadas para eliminar este riesgo. De igual forma, brindamos información y asesoramiento a aquellas personas que desean conocer la situación particular de su vivienda. Pequeñas decisiones tomadas en la dirección correcta ayudarán a que nuestro hogar sea un lugar mucho más saludable.
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